viernes, 4 de enero de 2008

De coletas, piercing y otras cosas


Hola a todos. "¡Esta juventud no es como la de antes!" Es la frase que se escucha desde que Caín y Abel vinieron a ocupar el puesto de sus padres. Ya entonces Adán y Eva que vieron como sus hijos se dedicaron uno al pastoreo y el otro a la agricultura, en lugar de darse la gran vida, pensaron que sus vástagos no eran como ellos. Y tenían razón, cada nueva hornada de adolescentes y jóvenes se parecen a las de sus padres como un huevo a una castaña.Y no es que sean mejores ni peores. Es sencillamente que son distintos porque distintas son sus circunstancias.

Por ejemplo, ¿cuándo ha tenido una juventud como la actual tantos cacharros electrónicos? ¿cuándo tantas posibilidades de viajar? ¿cuándo han salido de paseo de medianoche para el día? Es una juventud que goza de más privilegios que sus antecesores porque, aunque la vida está 'jodida' en términos generales, puede gozar de un mayor nivel de preparación, tiene unas distintas relaciones sexuales con otras perspectivas en cuanto al matrimonio, y la permisividad de que disfruta es mayor que en cualquier otro momento. Y eso a pesar de que algunos representantes de la Iglesia pongan el grito en el cielo. Tienen los jóvenes eso sí un verdadero problema a la hora de encontrar trabajo y dejar la casa de los padres, pero estas circunstancias incluso les sirven para ser diferentes. Claro que no se puede generalizar y hoy como ayer hay casos y casos.

Pero hay algo que de alguna forma unifica siempre a los jóvenes. Y en esto tampoco escapamos los mayores. Es la indumentaria y sus complementos. Recuerdo en mi época cuando las pobres mujeres, sobre todo las más metiditas en carnes, tenían que disimular su figura con la faja. Y como tenían que usar zagalejos para no transparentar nada. Y recuerdo cuando empezaron ellas a usar pantalones y a salir con éstos a la calle. ¡Qué escándalo! Los de siempre gritaban en contra de tales usos depravados. Hoy en día van por la calle las jovencitas con pantalones tan cortos, tan cortos, que dejan fuera, a la vista, carne y ropa íntima sin que ello rasgue ninguna vestidura. Y sus mamás y abuelas usan el pantalón sin miedo alguno a que les consideren bichos raros. Y tal ocurre también con los varones. Yo, sin ir más lejos y por un pique con mi nietillo me he dejado una coleta, y me iba a poner un piercing en la oreja cosa que no pudo ser por mi medicación. Pero todo se andará. Y que no se extrañe nadie si imitando a quienes me van diciendo por la calle que el elixir de la eterna juventud está en inhibirse, en pasar de etiquetas, de miedos al que dirán, de qué pensarán de mí, termino con un hermoso tatuaje o con el pelo teñido a la última moda: rojizo, de colorines, con mechas...

Te deseo un buen día.

1 comentario:

Unknown dijo...

Quizás como nunca me ha gustado el texto narrado por este singular personaje. Weno quizás por el peazo modelo que tiene en la foto (jajajaja).

Sinceramente desvela un interior,unos pensamientos, un sentir, al que todos esperabamos sin esperanza alguna.

Felicito los c...nes que le has puesto a la vida, incluso riendote de ella cuando tan malos días, meses incluso años te ha hecho pasar. Felicito esas ganas de ganar la partida, felicito a esta nueva persona, loca, bohemia, VIVA.

Bueno como lo mio no es escribir que se me da muy mal y cada vez que lo hago sube el pan unos centimos (antes se decía 2 pesetas)lo dejamos hasta aquí a la espera de nuevas narraciones, nuevas vivencias, nuevas aventuras.

Besos desde el corazón!