lunes, 7 de enero de 2008

El trasero

Hola a todos. Me estoy aficionando a escuchar diariamente la radio, sobre todo la Uno y la Clásica de Radio Nacional de España. En el programa matinal escuché hace unas semanas una entrevista y en ella una recomendación que hacía el entrevistado. "Todos debemos, decía, escuchar diariamente buena música, leer un poema, ver un buen cuadro y si podemos (vaya mala uva caballero, pensé yo) decir algo interesante". Opino que el buen hombre se olvidó de recomendar también tener, al menos una vez a la semana, una buena sesión de cine.

En cuestión de cine, creo que la frase más conocida es la que dice Maureen O'hara al final de la película 'Lo que el viento se llevó'. Fué aquella exclamación patética y desgarradora con la que afirmaba convencida: "¡A Dios pongo por testigo que nunca volveré a pasar hambre!". Para recordar esta sentencia al completo hube de pedir ayuda pues solamente me acordaba de las primeras palabras. No me ocurre lo mismo con otra frase, que recuerdo bien, ésta no tan rimbombante, ni llena de desgarro, sino dicha con la seguridad que da la vida al hombre que está de vuelta de todo. La pronuncia el escudero Juan en la película 'El séptimo sello' y es de una contundencia y simplicidad total: "Por más vueltas que le demos, el trasero siempre lo tenemos detrás".

Fuí a ver 'El séptimo sello' en un festival de cine que tuvo lugar en Las Palmas, en el cine Cuyás, hace unos 50 años. En 1957 fué dirigida Por Ingmar Bermann y narra como argumento central la vuelta de un caballero y su escudero, Juan, después de pasar diez años en las Cruzadas, a su castillo en Suecia. Como complementos la epidemia de peste, los flagelantes, los predicadores, el malhechor, el pueblo, la superviviente de la epidemia, la condenada por traer la peste, los juglares, el marido engañado y, la Muerte. Sobre todo la muerte porque está presente en toda la narración. Ya desde los primeros fotogramas, que nos hacen intuir que vamos a ver excelentes fotografías, el caballero encuentra a la Muerte y reta a ésta a una partida de ajedrez en su afán de tener más tiempo para aprender sobre Dios y la Eternidad.

Conviene ver la película atentos a las fotografías, que son en blanco y negro, y al diálogo. Después de 50 años conserva todo su frescor y tiene escenas muy bien logradas como las de los juglares, María, José y el pequeño Miguel en el campo, y sobre todo el recorrido de caballero y acompañantes a través del bosque. La muerte es compañera inseparable de la vida y así se la ve una y otra vez acompañando a unos y a otros, como cuando corta el árbol al fingido suicida para llevárselo.

Es una obra que he conseguido en DVD en la Biblioteca Provincial, y que no me ha defraudado en absoluto al verla nuevamente después de tantos años.

Te deseo un buen día.

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