sábado, 15 de marzo de 2008

Alonso Quesada

Hola a todos. En mi deseo de ir leyendo lo que distintos autores canarios han escrito sobre las costumbres y las cosas que preocupaban a nuestros mayores tomé prestado en la Biblioteca Insular uno de los tomos -el número cuatro, que es de prosa- de las obras completas de Alonso Quesada. Me dice el prólogo que "en este volumen se recopila la totalidad de las crónicas que Alonso Quesada publicó en la prensa de Las Palmas". Estas crónicas están escritas en un periodo de tiempo que va desde 1907 hasta 1924 en un estilo netamente periodístico ajustándose seguramente a una columna de diario. Va saltando de tema en tema sin rumbo fijo al parecer, como un bloger moderno, aunque en el libro están agrupados, y con ellos podemos hacernos una idea de como vivían nuestros abuelos en el primer cuarto del siglo pasado. No abunda en descripciones de la ciudad salvo quizás en lo referente a Vegueta, que describe como un barrio aristocrático con puertas y ventanas siempre cerradas, por el que nunca pasa nadie salvo cuando lo llevan en caja hacia el cementerio...


Se burla Quesada de muchos de los ciudadanos de entonces cargando las tintas en los que se sientan en el Casino a no hacer nada. Hace notar la parsimonia, la pachorra diríamos, de los canarios narrando conversaciones imaginarias en las que tras cada frase se produce una pausa. Es una crónica sin nombres propios porque lo mismo se refiere a don Fulano y a don Mengano como a don Antonio o a don Leopoldo, con una forma impersonal de nombrar a la gente como cuando empieza: "Este señor vecino nuestro está en la puerta de su casa con un pequeño envoltorio en la mano y el cubrepolvo sobre el brazo". Nos sitúa sin señalar. Es una escritura despreocupada como para no herir a nadie pero con mucho de mordacidad. Poco a poco con la lectura nos vamos haciendo una idea de aquella sociedad que vivía tranquila sin grandes sobresaltos y sin mayores entretenimientos.

Nombra Alonso Quesada a la Alameda, a Triana y al Puerto, los Riscos y Arenales y a poco más en lo que llevo leído del libro. Nombra las tartanas y el tranvía y como cosa curiosa cita la costumbre de hacer los entierros de noche. Habla del tiempo como si fuese el actual: no llueve, hace calor, hay tiempo de levante. Y tiene un capítulo dedicado a algo que ya parece historia: el de un hombre al que le sale un divieso en el cogote...



Tiene nuestro autor un paseo dedicado a su nombre junto al Club Natación Metropol. En este paseo hay dos bustos, rodeados de árboles y plantas, uno de San Juan Bosco colocado en el setenta y cinco aniversario de la llegada de los Salesianos a Las Palmas por ser el fundador de las escuelas salesianas; y el otro de Alonso Quesada, queriendo la Ciudad con éste, recordar a quien no sólo escribió las Crónicas sino también otros varios libros de poesía, teatro y narrativa entre los que se encuentran La Umbría y Smoking Room.


Te deseo un buen día.

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