domingo, 16 de marzo de 2008

No hay dos sin tres (1)



Hola a todos. Como no hay dos sin tres, a mi grupo de mayores y a la asociación de vecinos con los que me muevo para hacer excursiones, se une un tercer grupo (ya presentado hace un mes) de fervientes aficionados a la fotografía. Se trata del Gran Canaria Flicker Meeting cuyos componentes se entretienen en convocar una quedada mensual para ir en grupo a captar imágenes para la posteridad. Habíamos quedado hoy en el centro comercial El Muelle y allí fueron apareciendo todos, cada cual con sus máquinas correspondientes. El día sin excesivo sol y sin lluvia estaba espléndido para nuestra actividad, y más todavía seguramente, para los turistas del crucero "Thomson Destiny" atracado en el Santa Catalina que ya a estas horas hacían cola para coger la guagua turística en la que dar vueltas por Las Palmas. Con paso tranquilo, de paseo, nos movemos por este muelle haciendo fotos a cuanto flota en el agua de la bahía, desde el grandioso barco de pasaje que luce majestuoso con su color blanco atracado en el espigón lateral, hasta un remolcador color rojo fuerte y otro barco a la izquierda de color negro. Un caleidoscopio de colores a nuestra disposición.

Enfrente, más allá del faro que daba terminación al Santa Catalina, el Muelle Grande o del Generalísimo que ha perdido su estilizada figura. Antes era un largo muelle de tres kilómetros de longitud terminado en el faro y que visto desde la ciudad parecía estrecho. Ahora aparece como escondido con tantas cajas metálicas a las que llaman contenedores y que no contienen en mi opinión, al menos por fuera y apiladas, ninguna belleza. Me viene a la mente la belleza del Queen Mary atracado justo al final del muelle y de otros tantos barcos de la Cunard Line. Ahora a este Muelle Grande le han salido unas explanadas como si fueran verrugas que le afean y ya ha perdido hasta su expresivo nombre.

A la izquierda, llorando su pasado esplendor, el Muelle Pesquero recuerda mejores tiempos cuando el Puerto de la Luz era base de las flotas pesqueras en los caladeros canario-sahariano. ¡Ojos que te vieron dí! Eran otros tiempos cuando entraban las cajas de pescados y mariscos por este muelle como Pedro por su casa. Antes de esos años también tuvo su importancia, y no menor era la de las fábricas de pescado de Lloret y Llinares y de Hijos de Angel Ojeda que estaban donde hoy tiene su asiento el Auditorio. También está a nuestra vista la Dársena Comercial con el Silo de Cereales. Me viene a la mente nombres recientes de barcos de cabotaje: "Cala Bona" y "Cala Deya", y otros más antiguos: "Herbania" y "Paloma". Y por supuesto que me acuerdo de los esforzados hombres que hacían las cuadrillas en la carga blanca. Porque, sin contenedores, ni carretillas elevadoras, ni grúas, nuestros mayores cargaban los barcos llevando a hombros los fardos o los racimos de plátanos o las cajas de tomates para la exportación. ¿Para cuándo una estatua tan merecida a su esfuerzo continuado?

Con estos pensamientos nos llegó la hora de desplazarnos al Reina Sofía, hecho realidad gracias a la tenacidad de los hombres del Muelle de la Luz y de Las Palmas que parece no querer descansar en ampliar los atraques y los servicios. Este muelle sobrepasa sus buenos kilómetros al Grande y tiene un ancho apreciable a simple vista. Entramos en él en coche (a pie se haría interminable) y llegamos hasta un punto en que nos impiden seguir, justo al lado del gigante que vemos desde hace meses, una plataforma que hoy por fin me entero para que sirve: se trata del "Acergy Piper" que nos vino desde Noruega huyendo de los temporales del mar del Norte y que se dedica a la construcción de oleoductos marinos. Si de lejos parece enorme, de cerca parece algo imposible que pueda flotar; es como un barco pero no es un barco: es otra cosa. Lleno de grandes plumas para elevar pesos y bultos voluminosos, sus boyas, por ejemplo, son inmensas con decenas de ruedas de coches a su alrededor. De sus entrañas fluyen continuamente agua que cae al mar y que supongo es para refrigeración de sus potentes máquinas. Hacemos fotografías de este gigante y otras de la ciudad vista desde esta distancia y un grupito de nosotros nos llegamos hasta la punta del Reina Sofía donde el faro. Por cierto que en el recorrido por el dique vi placas con los nombres de los pueblos de Gran Canaria y de su patrona la Virgen del Pino y de las restantes islas del archipiélago canario incluyendo La Graciosa en los enormes bloques que forman el espigón.


Para mañana dejo las impresiones del resto del día, las fotos y el paseo por el Confital, que espero darán mucho juego para contar.


Te deseo un buen día.

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