lunes, 17 de marzo de 2008

No hay dos sin tres (2)

Hola a todos. Finalizamos en el Reina Sofía y Hugo y el 'Jefe' se despiden pues tienen un compromiso ineludible, y el resto de los componentes de la quedada nos vamos otra vez al CC El Muelle a reponer fuerzas. Tuve que irme a casa a recargar la batería de la cámara, y lo que son las cosas me quedé dormido como un tronco seguramente para recargar también mis neuronas. Tras la siesta voy en guagua hacia la Puntilla, en la playa de Las Canteras, y desde aquí caminando hacia el segundo punto de encuentro que es el Confital. La primera parte del camino, de unos veinte minutos, es una prolongación de la avenida de la playa con vueltas y revueltas siguiendo el trazado de las calas que el mar ha formado entre las rocas. Aprovecho para hacer unas fotos y sobre todo para admirar el paisaje que aunque visto anteriormente siempre resulta agradable. A la izquierda el mar y a la derecha casas terreras la mayoría, con otras más modernas y altas, entre las que está la del club Hespérides. Algunos restaurantes y tascas ofreciendo pescado como plato típico de la zona. Bajo las peñas en los entrantes del mar una pequeñísima playa ocupada por una pareja y un perro. Me acuerdo de Pancho ¿cómo le vendrá al perrito de Lule el traerlo aquí? Más allá una mujer sola sentada mirando al mar a estas horas de la tarde cuando el sol empieza a declinar. Veo una barca a lo lejos y obtengo la que para mí es la reina de mis fotos de hoy; me produce sensación de inmensidad y de paz verla en el mar en calma.



Llega un momento en que el paseo da paso a una carretera estrecha de tierra por la que algunos coches van y vienen teniendo que ceder el paso unos a otros. Otro cuarto de hora y estoy en el Confital sin ver por ningún lado al resto del grupo lo que me permite seguir haciendo fotografías en solitario de los surferos que intentan volar sobre las pequeñas olas, de las rocas que se adentran en el mar, de la espuma de las olas al llegar a la orilla, de alguna gaviota que me sobrevuela... y mientras, quedo a la espera de los amigos y de que el crepúsculo llegue y ver como se porta la puesta de sol.






Hay bastante gente en la playa. Un camino preparado por el Ayuntamiento de tablas y pequeñas plazas de pavimento hacen el recorrido fácil. En un punto un coche con dos altavoces enormes dan música gratuita para los que están junto a él y para los demás viandantes. Se ven vasos con bebidas y refrescos, y algún enyesque, y gente satisfecha después de pasar un día o unas horas junto al mar. Algunas madres cambian a los pequeños y un pequeño grupo de surferos dejan las tablas y se quitan sus trajes contra el frío y las aletas, y todo ello amontonado forma un bonito cuadro de colores. El sol va cayendo y mientras unos surferos salen llega otro y a aquella hora de la tarde se apresta a entrar en el mar. Sigo esperando y tirando alguna que otra foto a las nubes que no se abren para dejar pasar al sol y el frío se va haciendo notar. Llega por fin mi salvador en la figura de Waldo acompañado por Marimar y Miri y el calorcito del coche se agradece. Nos vamos con otros componentes del grupo y un ratito después damos por terminada la jornada.



Y como no hay dos sin tres, ya estoy esperando a la próxima quedada, la tercera para mí, para volver a pasar un día estupendo.



Te deseo un buen día.

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