viernes, 16 de mayo de 2008

Juan Salvador Gaviota



Hola a todos. La preciosa foto que encabeza este blog me fue cedida por un amigo de la red, Carlos Curbelo, a quien la pedí con este propósito. He intentado yo retratar con mi cámara a cuanta gaviota levanta el vuelo o permanece quieta en mis paseos junto al mar, pero no consigo una instantánea que luego me agrade, quizá porque mis habilidades como fotógrafo no llega ni a pintor de brocha gorda. En ésta de Carlos se ve el cuerpo estilizado del ave, el batir de las alas difuminadas por el movimiento y se siente el bello volar del animal por encima de las olas que era lo que yo andaba buscando.

Quería una foto así para ilustrar mis comentarios sobre un libro que leí hace ya la tira de años y que me gustó mucho. Se trata de un pequeño relato de pocas páginas escrito por Richard Bach hace no menos de veinticinco años y que comienza así:

"Amanecía, y el nuevo sol pintaba de oro las ondas de un mar tranquilo. Chapoteaba un pesquero a un kilómetro de la costa cuando, de pronto, rasgó el aire la voz llamando a la Bandada de la Comida y una multitud de mil gaviotas se aglomeró para regatear y luchar por cada pizca de pitanza. Comenzaba otro día de ajetreos. Pero alejado y solitario, más allá de barcas y playas, estaba practicando Juan Salvador Gaviota".

Juan Gaviota busca desde el principio la superación; aún a costa de vivir separado de la bandada se esfuerza por volar más alto, por hacer los vuelos más rápidos, por repetir acrobacias...

"¡Cuánto mayor sentido tiene ahora la vida! En lugar de nuestro lento y pesado ir y venir a los pesqueros, ¡hay una razón para vivir! Podremos alzarnos sobre nuestra ignorancia, podremos descubrirnos como criaturas de perfección, inteligencia y habilidad. ¡Podremos ser libres!

quería decir Juan al resto de las gaviotas reunidas en Sesión de Consejo, pero fue expulsado por ser diferente. El relato es un canto a la individualidad; al deseo de aprender: a no dejarse adocenar; a ser libres; a pensar y a no vivir solamente para la comida y el trabajo; a levantarse de las caídas y a buscar la perfección. "Es extraño. Las gaviotas que desprecian la perfección por el gusto de viajar, no llegan a ninguna parte, y lo hacen lentamente. Las que se olvidan de viajar por alcanzar la perfección, llegan a todas partes y al instante", dice el Mayor a Juan al creerse éste en el cielo.

Si el relato es encantador y profundo, la película que hicieron con igual título, Juan Salvador Gaviota, con unas fotografías dignas de los mejores maestros, es genial. Han llevado a la pantalla, en mi opinión perfectamente, el espíritu del libro: vemos a la Gaviota que sube, vuela, gira, se aparta de la bandada, va sobre el mar, sobre terrenos nevados, bajo la lluvia, bajo la nieve, entre los árboles, sobre las rocas... Vuela sobre las nubes, y cae en picado y va a chocar contra las piedras del litoral o contra el agua que se acercan, ¡pero no! un quiebro de última hora le hace levantarse de nuevo. Hasta que en otra bajada su cuerpo su cuerpo cae como un ladrillo en el duro mar... Juan Gaviota queda maltrecho. La voz en off pronuncia entonces éstos sus pensamientos: "Voy a morir. Aquí. No puedo creerlo; yo no he nacido para ahogarme en este océano; puedo morir aquí, o puedo obligarme a volar. ¡Está en mí! ¡Está en mí! Tengo que intentarlo. ¡Tengo que volver a casa!"

Por si fuera poco, y como dice la carátula del vídeo: "La evocadora partitura musical de Neil Diamond es determinante para lograr el ambiente del filme".

Intenta localizar el libro, o la película, o mejor los dos. Película dedicada "Al auténtico Juan Salvador Gaviota que vive dentro de cada uno de nosotros". Me lo agradecerás.

Te deseo un buen día

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