lunes, 2 de junio de 2008

Lanzarote 1 - Viaje de ida...


Hola a todos. Gloria, nuestra musa y guía, había preparado el viaje minuciosamente. Así para empezar, una ligerísima lluvia -una meadita de gato más bien-, nos acompañó en la guagua hasta la escalerilla del barco. Empezábamos así con buen augurio el recorrido que íbamos a hacer por tierras majorera y conejera, con el Club de Mayores "El Refugio", de cinco días de duración. Ya en cubierta el sol quiso salir a despedirnos asomando timidamente, medio dormido aun, por entre los pliegues negruzcos de las nubes y según salía iba tocándolas con la varita mágica de sus rayos, y los pliegues se vestían con los colores del arco iris mas allá de los muelles de La Luz y de Las Palmas.

Pero Gloria no se contentó con hacernos este regalo mañanero, y a la vuelta, el domingo a la tarde, nos tenía reservado asientos de primera fila para la puesta de sol. Tuve la suerte de gozarla sentado es una silla en cubierta mientras tomaba fotos de esta diaria maravilla a la que ni siquiera hacemos caso. Pero ¿quién puede captar lo infinito de Dios en una cámara digital? La belleza de la Naturaleza hay que captarla, sentirla y vivirla, y no dejarla escapar. Se ocultaba el sol cerquita de La Isleta queriéndonos decir que se alegraba de nuestra felicidad en el viaje.

Porque lo pasamos estupendamente, ¡oye!. Fuimos por Fuerteventura -Fuerteventurosa según la llamó Unamuno- y tras desembarcar en Morro Jable nos llevaron a un lugar impensable en una isla tan seca: Oasis Park La Lajita, es algo más que un parque con animales; es un espacio vegetal conseguido a fuerza de tesón y agua desalada, o depurada, lleno de verdor, en el que, en un vehículo mezcla de camioneta y guagua nos llevaba de un sitio a otro. Ya nos lo decía don Miguel:

"¡Agua, agua, agua! Tal es la magua
que oprime el pecho de esta gente pobre;
agua, Señor, aunque sea salobre:
¿para qué tierra, si le falta el agua?

No hay caudal que soporte una piragua
ni hay que esperar que Dios milagros obre,
ni el sediento mortal la fuerza cobre
con que el trabajo la riqueza fragua.

Y les ciñe la mar, ¡pesada broma
del Supremo Poder! Agua a la vista,
sin que traiga verdura la paloma;

hecho el cielo de nubes una pista
y cada nube hermética redoma;
¿hay quién la sed junto a la mar resista?".


En él pudimos apreciar el vuelo de las aves rapaces y el juego de los leones marinos, y ver jirafas y flamencos, titís y nutrias, cocodrilos, aligatores y serpientes, cebras y avestruces, y todo aquello puesto para el disfrute de los niños, y de los mayores que somos como niños. En este sitio, con un jardín de cactus florecidos, almorzamos en una nave muy bien decorada con ristras de ajos, piñas y escobas, y aperos de labranza, maderos donde se aventaba el trigo, arados, ceretos, y hasta sillas de montar a los camellos. Por cierto que al llegar al parque una reata de estos nobles animales, que tanto ayudó en el campo a majoreros y conejeros, se dibujó en lo alto de la loma llevando en safari a los atrevidos turistas.

Por ello, con este soneto del gran filósofo, diré:

"¿Es camello la nube, o el camello
es una nube, vaporosa gasa,
que a ras de tierra a paso lento pasa
dando al viento su cálido resuello?

Su flotante contorno, ¿es bruma o vello?
¿Celeste espuma su armazón o masa
de huesos, piel, carne metida y grasa?
¿Puso el aire o la tierra aquí su sello?

Cuando el sol llega a su dorada puesta
sobre nubes de piedras -la montaña-
me devano los sesos por si presta

tomo la sombra al cuerpo o nos engaña;
si es la vida el ensueño de una siesta,
si la historia es leyenda o es patraña".

Seguimos nuestro camino hacia Morro Jable para dar el salto a Lanzarote, pero ya esto es otra historia para mañana.






Te deseo un buen día.

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