lunes, 15 de septiembre de 2008

Nuestra Señora del Pino

Hola a todos. La fe mueve montañas y sin fe seguramente la vida no tendría sentido. Creemos en nuestros mayores y creemos en la vida eterna aunque no queramos reconocerlo. El ansia de creer ha movido al Hombre a través de la Historia. Creemos en nosotros mismos como individuos y en nuestro potencial como especie que nos ha llevado a conquistar el Mundo, y posiblemente a destruirlo. Y creemos en la divinidad. Decía Unamuno que el Hombre necesitaba de Dios, y creó a Dios. Quien sabe. Dios y Hombre han estado juntos desde el principio de los tiempos.


Los cristianos necesitamos una Madre y creemos en la Virgen Madre de Dios. Bajo muchas advocaciones marianas la veneramos allá donde esté una iglesia y a ella acudimos buscando ayuda y consuelo. Es como si Dios Padre, y Dios Hijo, quisiera que nuestras súplicas le llegaran tapizadas por el amor de madre. Cada pueblo, cada rincón, ha encontrado la forma de dar vida a la Virgen. Y según la tradición la Señora se ha encarnado en múltiples apariciones para mostrarse a los seres sencillos. Los pastorcillos han sido elegidos en algunas ocasiones para transmitirnos su mensaje y, unas veces en una gruta, y otras muchas en otros lugares se ha aparecido -porque así lo dice nuestra Fe- la Madre de Dios.





La imagen de nuestra Virgen se nos apareció en lo alto de un Pino en tiempos de la Conquista de la isla de Gran Canaria, y hay constancia escrita de ello fechada en el siglo XVII. Desde entonces ha sido venerada por todos los grancanarios que la tienen por su Patrona. Como todos los años, en su fiesta, en septiembre, la romería ofrenda convoca a miles de personas ante su santuario en Teror, y el día principal -el día ocho- sale en procesión alrededor de la Basílica con gritos de Vivas por parte del pueblo y honores civiles y militares por parte de las autoridades. También el siguiente domingo, que aquí llamamos Día de las Marías se le venera de forma especial y vuelve a salir la imagen esta vez en horario de tarde-noche y con menos aglomeración y de forma más cercana a su pueblo.



Estuve en Teror el día ocho, y estuve ayer, para contar a la Virgen mis cuitas y pedirle aquellas cosas que quiero traslade a su Hijo. No en vano la Virgen del Pino mantiene en su brazo al Niño y con su cara bondadosa me da esperanzas de que van a ser escuchadas mis súplicas.

Te deseo un buen día. Se feliz.

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