miércoles, 25 de febrero de 2009

Las Tirajanas - 2

El amor es dividir el mundo con el otro.
Mirar las mismas montañas de manera diferente.

Paulo Coelho



Hola a todos.

Leo en un libro editado hace treinta y cinco años, de esos que se publican para que el turista conozca lo bueno del sitio o región que va a visitar, lo siguiente: "Y, tras muchas vueltas y revueltas de la carretera, avistamos de pronto a Tirajana. La comarca de Tirajana, o más propiamente de Los Tirajanas, ocupa la rota hoya de un cráter inmenso, situado al pie de los altos macizos de las cumbres centrales, y se desparrama, en dirección a las llanuras del litoral, a través de un atormentado panorama geológico. Burlándose de tamaña escenografía, el isleño ha sabido transformar en vergel esta porción arisca de Gran Canaria".







A este vergel en zona arisca es a donde fui el pasado sábado de excursión. Hacía muchos años que no venía por aquí y según iba la guagua avanzando lentamente por la sinuosa y estrecha carretera las imágenes me iban siendo familiares y tal como las recordaba. Dejamos atrás Agüimes con sus esculturas de cabras, burro y camello, y vemos en el margen izquierdo de la carretera el pago de Temisas con sus casas blancas y rojos tejados. La carretera no es apropiada para personas que sufran de vértigo como me indica una compañera de viaje. Es estrecha y sinuosa con los profundos barrancos a un lado y las altas montañas al otro.




Santa Lucía está entre dos barrancos: el de Balos que la separa de Agüimes y el de Tirajana que lo hace de San Bartolomé. Una cosa que hace muy bonito es la cantidad de soberbias palmeras, solas o en grupos formando bellos palmerales. Este año el invierno ha dejado pocas lluvias por esta parte de la isla pero a pesar de ello el verde es intenso contrastando con el ocre de las laderas. En lo alto de una loma encontramos la iglesia. Tiene las puertas abiertas invitando a entrar a cuanto turista se acerca a ella y podemos ver el mural de José Arencibia pintado en el altar mayor que rodea a la imagen de la Santa.





Para llegar a la iglesia subimos unas escaleras y en lo alto encontramos una estatua de la Lucía sueca con la corona de velas adornando su cabeza. Desde hace muchos años, casi desde que el turismo sueco llegó a la isla, tiene lugar un acto de hermanamiento viniendo hasta el pueblo una joven nacida en Suecia en el día de Santa Lucía.

Podemos ver desde aquí y a la izquierda un frondoso palmeral y debajo de donde nos encontramos un coqueto parque presidido por otra escultura, ésta de la mujer de campo canaria con una palangana en su cabeza en donde transporta la ropa que lleva a lavar a la acequia. Desde aquí la iglesia se ve bonita y sencilla, pintada de blanco y, como queriendo saludarnos, la campana del reloj hace sonar la una del mediodía.

P.S. El libro citado es Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura

de Manuel González Sosa, editorial Everest, edición 1974.

Te deseo un buen día.

No hay comentarios: