lunes, 18 de enero de 2010

In paradisum

Hola a todos.
Debo confesar que aun cuando estoy medio sordo, con una pérdida de audición importante, disfruto como un enano en los conciertos. Por supuesto que tengo problemas para oír algunas partes, sobre todo en los pasajes en que tocan pianísimo, pero con buena voluntad me he ido acostumbrando y gozo de aquellos otros en que el Auditorio retumba con los instrumentos de viento y de percusión, con las melodías de los violines, de los chelos y de los contrabajos.

Tal me pasó el sábado en que acudí a escuchar, dentro del 26 Festival de Música de Canarias los conciertos programados. El primero, para piano y orquesta, es una obra nueva encargo de la Fundación del Auditorio Alfredo Kraus con el que una joven compositora grancanaria ha dado muestras de su buen hacer; el segundo es un concierto para piano y gran orquesta del compositor francés Olivier Messiaen.

Definiría yo la obra primera como intimista y suave que llega perfectamente a los oídos y al corazón. Su autora, Laura Vega (1978), dice de ella: "In paradisum es quizás la obra más intuitiva que he realizado hasta el momento. Surge más del lado emocional que del intelectual. Es un canto a la vida y a la muerte, al sufrimiento y a la esperanza, al dolor y al amor..."

El otro concierto, Turangalila, con gran orquesta, llegó a cansar a una minoría del respetable público. Es largo, y algunas personas fueron abandonando la sala antes de terminar perdiéndose según creo lo mejor de la sinfonía. Sonaban los instrumentos como una tormenta perfecta y yo, como dije antes, lo pasaba genial pasando mis ojos de los instrumentos de cuerda a los de metal y mirando fijamente, a veces, a los platillos y al bombo para saborear aun más sus sonidos rotundos. Además cuenta con un instrumento (un teclado, un altavoz y un generador de baja frecuencia), del que no había oído hablar, que produce las 'ondas Martenot'. (Si quieres escucharlo en el 5º movimiento pulsa el vídeo de YouTube.




Te deseo un buen día.

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