viernes, 29 de enero de 2010

Maratón solidaria

Hola a todos.
Las catástrofes naturales como la reciente de Haití mueve conciencias y promueve acciones solidarias. Es una forma de revelarnos contra los peligros que nos acechan y quizás es un pago por adelantado que hacemos para que el desastre ocurra lejos de nosotros. A ello contribuye las noticias que recibimos llenas de imágenes que nos impactan. Por ellas nos enteramos -es un decir- de las necesidades y de las angustias de miles de seres humanos que sufren en propia carne los efectos devastadores de un desastre del que, por mucho que nos lo cuenten, no podemos hacernos ni una ligera idea de su magnitud. Por otra parte sabemos de las necesidades de un país o de un colectivo, y nos paramos unos minutos a considerarlos, cuando un hecho de esta magnitud ocurre. Mientras, muy posiblemente, no sepamos de sus condiciones de vida. Como dijo El Roto en su viñeta del 19 de enero, en la que se ve una mano que sobresale de los escombros que cubren el resto del cuerpo, 'sólo sepultados se nos ve'. De lo contrario la pobreza, la marginación, las malas condiciones de vida quedan fuera de nosotros pues miramos para otro lado.


Me vino estas consideraciones a la cabeza ayer viendo la 'maratón' solidaria de los alumnos del colegio público de infantil y primaria de Siete Palmas, en donde están mis nietillos, a favor de Haití. Fue, supongo, una iniciativa del profesorado para solidarizar a los niños con el sufrimiento ajeno. Éstos, en su inocencia, estaban en el parque Juan Pablo II disfrutando de un día distinto a los días iguales de clases que tienen siempre. Se divertían con sus juegos en los castillos inflables, en las mesas en donde les pintan las caras, en sus juegos de pelotas, y con la música, y con la carrera atlética que hacían por turno. A sus cabezas infantiles no creo que les llegase una noción clara de qué estaban haciendo y el porqué. De todas formas en sus recuerdos quedará el día de asueto en que corrieron a favor de algo o de alguien, y esta semilla aflorará un día en que otro desastre natural, ya mayores, avive sus conciencias.
Te deseo un buen día.

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