viernes, 12 de marzo de 2010

Arte novísimo

Hola a todos.
Mi ciudad ha encontrado la forma perfecta de llenar la calle con arte de última generación a precios de saldo. Verán ustedes. En mi ciudad ocurre con harta frecuencia que alguna palmera o árbol de los que adornan los escasos parques y demás zonas arboladas tiene la mala suerte de abicar, o dicho de otra forma, se convierte en madera para alguna barbacoa. Al pobre árbol o a la pobre palmera que tal le ocurre (¡vaya usted a saber porqué que tampoco interesa para lo que cuento!) un certero serruchazo con sierra eléctrica, que no estamos para trabajar mucho, lo deja convertido en un tocón de superficie casi circular a una poca altura del suelo. Tenemos entonces la obra de arte a que me refiero que, unida a sus antecesoras, va invadiendo pacíficamente los espacios públicos. En ocasiones la, llamémosla escultura involuntaria, queda en un cuadrado perfectamente delimitado en la acera o en la plaza; entonces, alrededor del resto del tronco colocan unas piedrecitas de colores para darle mayor realce. En otros casos, en que el árbol o la palmera tenía su vida apacible en un frondoso parque, queda el tronco -muñón unido a las raíces-, altivo en su pequeñez asomando sobre el césped o la tierra, para aviso y escarmiento a sus compañeros vivos.


Ignoro cuantos artistas participan en esta obra de hermosamiento de mi ciudad. A ellos, que son merecedores de un galardón, debo darles, por supuesto, las gracias, pues nada de gracia tendría que sustituyeran en tiempo y forma los ejemplares caídos por otros nuevos. Para esto último, que no sería arte, fuera necesario otros artesanos.

Te deseo un buen día.

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