sábado, 22 de octubre de 2011

El viejo muelle

Hola a todos.
Hace cuarenta años el litoral que da al naciente en Las Palmas de Gran Canaria comenzó a cambiar radicalmente su fisonomía. Para mejor, según los más, por aquello de mejores comunicaciones, acera amplia para pasear y nuevos edificios en los terrenos ganados al mar, y para peor según los menos -entre los que me cuento- que llevamos el romanticismo hasta el punto de no querer ver cambiar la orilla del mar que vimos y amamos siendo unos críos, ni el cauce de los barrancos, ni las laderas, ni las montañas.

Y es por ello, porque soy un sempiterno romántico, que me gustaría seguir viendo el negro espigón del viejo muelle de Las Palmas, que se adentraba en el mar partiendo de una esquina del parque de San Telmo, con sus escalinatas carcomidas por las olas, desde las que atrevidos bañistas se lanzaban para sumergirse en las bravías aguas, bajo la mirada atenta del grancanario Galdós en piedra, obra de Victorio Macho.

Costó mucho la construcción -inacabada- del viejo muelle. El proyecto inicial data de 1789 y fue en 1870 cuando se decide no continuar la obra. "... es decir, casi un siglo de luchas, esfuerzos, polémicas, constancia y adversidades que vivió la sociedad de Las Palmas para tratar de disponer de un primer muelle que le permitiera algo bien las operaciones de su tráfico portuario en las maniobras de embarque y desembarque". Nos dice hoy el profesor de la Universidad de la Laguna don Fernando Martín Galán. Fue una construcción inacabada (como inacabada está la catedral de Santa Ana) en la que participó toda la sociedad de Las Palmas con la atenta mirada de la isla entera que había vivido cuatro siglos desde la Conquista sin un verdadero muelle en su redonda geografía.

El pasado mayo de este año 2011 se conme- moró el 200 aniver- sario del inicio de las obras (de un nuevo proyecto) con la colocación de la primera piedra. Nos añade el ilustre profesor: "La ceremonia convocó a un numeroso público que prorrumpió en vivas y exclamaciones, en medio de la fe que se depositaba en tan importante obra por la gente en la época y de la que se esperaba notables beneficios a la localidad e isla".







El viejo espigón está sepultado por la autovía y en lo alto de la avenida por donde caminantes y ciclistas pasean a diario se colocó hace años una escultura en honor de la vela latina canaria. Ahora, junto a la calle llamada desde antiguo Muelle de Las Palmas, se ha puesto un ancla y un cartel que recuerda aquel acontecimiento memorable de 1811. Y a mí, que soy como soy, me entra la nostalgia.

P.S. Las fotos antiguas son de la Fedac.

Te deseo un buen día.


1 comentario:

Miguel dijo...

Nosotros también tenemos nostalgia de "El viejo muelle de Las Palmas" y aquí podrán econtrar alguna foto más.
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