domingo, 9 de junio de 2013

La heroína

Hola a todos.
La Puerta del Sol en Madrid nos hace pensar en un gran escenario en el que todos los días se representan obras de escritores consagrados en las que los personajes entran a escena, se mueven, gesticulan, hablan, miran sin pizca de asombro o asombrados de verdad y se van por una salida que les hace desaparecer de la mirada del respetable; estos actores obedecerán al director artístico y según el papel que cada uno tenga asignado declamarán esto o aquello y buscarán su lugar y su compromiso en la escena.

El escenario de la Puerta del Sol en Madrid cuenta con grandiosos telones de fondo. Estos serán distintos para cada espectador dependiendo de lo que cada uno de ellos busquen. Desde un ángulo verá el curioso transeúnte, al fondo, el edificio de la Comunidad en cuya parte superior el reloj imperturbable aguarda la próxima noche de San Silvestre para dejar caer sus trinos de las doce campanadas, y la salida que, por la calle Carretas, llevará al actor, si lo desea, hacia la Plaza de Santa Ana e incluso hasta el barrio de Lavapiés. Si el espectador cambia de sitio podrá ver entonces las salidas de las calles Mayor y Arenal: tropezará entonces su mirada con una confitería antigua y le llegará posiblemente, los apetitosos olores de los dulces fabricados con esmero y buscando un poco por entre las fachadas podrá encontrar, al igual que nosotros, la Casa Labra, antiguo restaurante del viejo Madrid. Desde otro lugar el telón de fondo le mostrará la estampa, -que quiere ser soberbia- de unos grandes almacenes allí por donde la calle Preciados comienza. La calle Montera se le abrirá ahora al transeúnte curioso al poco que gire su cuerpo, o al menos su mirada, y podrá recordar entonces al dramaturgo don Benito que por aquí vivió unas temporadas. Desde otra posición será la calle Alcalá la que podrá servir de salida para las actrices y para los actores que quisieran toparse con la Puerta de igual nombre, la Puerta de Alcalá, y, según hacia donde mire nuestro curioso espectador podrá mostrarse ante el aquellos adornos escultóricos que la Puerta del Sol atesora y muestra al paseante para que puedan ser vistos casi desde cualquier lugar: el Oso y el Madroño congregará junto a ellos decenas de personas ávidas de recuerdos que llevarán consigo mientras que Mariblanca, sobre un pedestal, y el Rey Carlos III, caballero sobre su cabalgadura, parecerán olvidados por todos.

Como espectadores agraciados por la suerte, tuvimos ocasión de ver una obra moderna sobre este escenario urbano. Su autor: el propio pueblo. Drama o tragicomedia. Como otras tantas veces la lucha en contra del abuso, en contra de los poderosos. En contra de los recortes. Los personajes principales en medio de la escena con pancartas que gritan por sus fueros, por sus derechos. Detrás de los telones de fondo y entre las bambalinas, en las calles simuladas, los negros furgones y los uniformes negros de la represión. En el suelo de la calle Carretas, sentada junto a un cubo de basuras, una mujer vieja o avejentada, extiende su mano en busca de una limosna. Es, con mucho, la heroína de la obra, pensamos. Es la pobre heroína del drama o tragicomedia que nos ha tocado vivir.







Te deseo un buen día.

         

5 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Viví en Madrid 23 años y es una geografía muy cercana y pateada. Alguna tajada de bacalao ha caído en el Labra.
Un abrazo

Marcos dijo...

Heroínas e la supervivencia, cada vez en mayor numero.

Chelo dijo...

Me ha gustado mucho tu visión de esa parte de Madrid que para mí es tan familiar.
Un abrazo
Ah!!! Te olvidaste del kilómetro cero.

Felipe Tajafuerte dijo...

Buen reporteje de un escenario sobradamente conocido y pateado. Un saludo desde mi mejana

Pensionista Por Jubilación dijo...

Para mi mujer y para mi no tanto. Tendremos que volver muchas veces y gozar de tantos rincones que nos falta por conocer.
Un saludo desde Gran Canaria, Ángel