lunes, 6 de julio de 2015

Ibiza - Formentera

"¡Ah! -dijo de pronto Nina- Mira, Zuf, mira.
Y mostró a Ben-Zuf la paloma que tenía en la mano.
En el ala izquierda del ave veíase con toda claridad la impresión 
de un sello húmedo, en el que se leía una sola palabra que 
expresaba lo que más interesaba saber: Formentera",
Hola a todos.

Estando en Ibiza aprovechamos cuanto viaje nos ofreció el Inserso, entre ellos el paseo a Formentera. Y fue este un viaje muy agradable tanto en la travesía como luego recorriendo la pequeña isla. Separa a las dos islas un brazo de mar que tardamos una media hora en cubrirlo. Atrás íbamos dejando a Ibiza o Eivisa o Vila que son los tres nombres con que se ha conocido la isla principal, según nos dicen. Desde el mar veíamos Dalt Vila, arriba en el promontorio, en donde habíamos estado días antes, que se iba quedando pequeña en la lejanía.



La proa iba enfilando Formentera que se nos aparecía como una línea de tierra baja en el horizonte. Ya cerca, pudimos distinguir el muelle, en el que íbamos a atracar, con su pequeño faro. Al llegar nos llevaron -ahí, al ladito- a la capital que lleva por nombre San Francisco Javier. Un pueblo pequeño en donde se encuentra la iglesia al santo patrón y el Ayuntamiento de la isla y en donde estuvimos deambulando por la calle principal en la que un par de terrazas nos invitaban a tomar el clásico cortado y una tienda de souvenirs con nombre de mariposa nos llamaba para comprar recuerdos.



La isla a vista de pájaro tiene la forma de un hueso de animal antediluviano, estrecha en su parte central como si un istmo uniera las partes más anchas que quedan a naciente y a poniente. Dejando atrás la capital, nos fuimos hacia el este, hacia El Faro de la Mola como supimos después. Está el faro sobre un acantilado no muy alto -120 metros- que parece ser la altura mayor de la isla. Allí encontramos el blanco faro rodeado de un muro y también nos dimos casi de bruces con un monolito y placa en memoria de Julio Verne.

Preguntado nuestro guía (joven alemán que reside en Formentera desde hace una veintena de años) nos aclara que el escritor nombra a Formentera en su novela "Héctor Servadac" o "Viajes y aventuras a través del mundo solar", que con ambos nombres se la conoce. Junto al acantilado, de cara al monolito, nos fotografíamos. Tiempo vendría después (ahora) para la lectura de la interesante novela que hemos adquiridos en Amazón. Leemos: "El yu-yu chocó, al fin, contra las primeras rocas. El islote sólo tenía medio kilómetro de circunferencia, siendo él el único vestigio que existía de Formentera y del archipiélago de Baleares".





Algo más que un islote encontramos nosotros y en la isla seguimos con nuestra excursión del día. Nos llevaron a almorzar y luego, pasando por su parte más estrecha que tiene tan sólo dos kilómetros, al lado poniente de la isla no sin antes parar junto al mar en donde tomamos un delicioso helado recreándonos con la vista de los cobertizos rudimentarios para las barcas de los pescadores.


Volvemos a Ibiza y en el barco, un salvavidas, nos quiso recordar, como por casualidad, el nombre de la isla en la que hemos estado, Formentera, y el nombre de nuestra ciudad natal: Las Palmas de Gran Canaria.

Te deseamos un buen día.


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